Existen diferentes hilos tensores. La base de estos es introducir hilos bajo la piel a través de una pequeña incisión con anestesia local y tensar la piel colgándola por su profundidad. Se usan especialmente para el óvalo de la cara, para redimensionar los pómulos y las cejas y para tensar el cuello; también pueden utilizarse para otras partes del cuerpo como la cara interna de los brazos o los glúteos. Los hilos tensores pueden ser absorbibles o no absorbibles.
Los hilos no absorbibles se parecen a los hilos quirúrgicos y se suelen sujetar de la dermis.
Los hilos absorbibles usan bolas de ácido que retendrán la piel y crearán una capa adicional del nuevo colágeno por absorción. Hablamos de bioestimulación del colágeno. Su absorción estimula la producción de su propio colágeno.
Uso de Hilos tensores, ¿Es para ti?
Si tienes un óvalo facial ya dañado tras una pérdida de peso importante o tras los 40 años, también se pueden elevar las cejas y las sienes, nivelas las mejillas y tensar un poco el cuello.
Duración de los hilos tensores
De 12 días a 18 meses. Los hilos absorbibles tienen la ventaja de que se absorben, por lo que se pueden sustituir unos pocos hilos cada año.
Lifting por hilos tensores
¿Cómo se realiza la colocación de los hilos tensores para el rejuvenecimiento facial a nivel del rostro?
La limpieza de la piel es fundamental. Tras ella se aplica un antiséptico suave y una crema antiestética. Decidimos con el paciente la orientación de los hilos tensores y dibujamos en la piel con rotuladores o pintura la orientación de estos hilos tensores. Tras esto se crean 3 pequeños puntos de anestesia local y pequeñas incisiones que permiten introducir los hilos de manera recta, en forma de L, en U o en V. Luego se cortan estos hilos. Por norma general, se colocan 2 hilos por mejilla y 2 hilos por lado del cuello.
¿Puede haber complicaciones?
Son excepcionales. Si un hilo no se llega a colocar idóneamente, se retirará. De hecho es importante revisar si el resultado que se tiene es correcto para que esto no suceda. Al no ser quirúrgico, no queda ninguna cicatriz tras el tratamiento. Lo ideal es que el óvalo de la cara quede un poco caído, del mismo modo que en las mejillas.
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